Una faceta importante del pensamiento irlandés es el que se refiere a la soberanía; la relación entre un rey y la nación que gobierna. Bajo las leyes de un rey justo y recto, la nación y las personas prosperan; bajo el gobierno de un rey débil o tirano, la nación y las personas sufren. Hay muchas historias en el mito celta que tratan de este concepto, siendo la leyenda más familiar la del Rey Arturo.
La monarquía suele ofrecerse a aquellos que no la quieren, o a aquellos que no aspiran a ese poder. El hijo humilde, generalmente el menor de un grupo de hermanos, es el elegidos para ser rey. El espíritu femenino de la tierra es quien le concede la soberanía. La tierra como Diosa es un tema común en la creencia celta, siendo una diosa de gran poder, y no un hombre, la que escoge con quién casarse y, a través de la unión de Diosa y hombre, la monarquía se establece y se mantiene. Existe una historia en el mito irlandés que trata del héroe Niall de los nueve rehenes, y de cómo consiguió la monarquía de Irlanda.
Hace muchos años, en las épocas lejanas de la antigua Irlanda, el rey de la tierra tenía cinco hijos. Un día, los hijos del rey salieron a cazar y se extraviaron. No sabían en qué dirección iban, y no podían encontrar la manera de salir del profundo bosque en el que habían estado cazando. Pronto se sintieron hambrientos, y decidieron que encenderían un fuego y cocinarían unas piezas que habían cazado. Poco después de comer, se sintieron sedientos, y el hijo más mayor, llamado Fergus, partió en busca de agua fresca. Dio vueltas y más vueltas hasta que encontró un pozo. Las aguas de este pozo eran transparentes y frías, "Justo lo que necesitamos para refrescarnos" se dijo a sí mismo. Cuando estaba a punto de sacar el agua del pozo, apareció una anciana. Era terriblemente fea, su pelo estaba alborotado y revuelto, y su boca se extendía de oreja a oreja. Fergus no pudo evitar hacer un comentario sobre su aparición.
"Debes ser la mujer más fea que jamás he visto" exclamó.
"Sí, y tu debes ser el hombre más apuesto que alguna vez he visto" replicó la anciana.
Fergus intentó conseguir un poco de agua del pozo, y sacar el cubo lo más rápidamente posible, pero la anciana lo detuvo. "Antes de que puedas sacar el agua de mi pozo, debes darme un beso" dijo a Fergus. Fergus estaba asqueado "Moriré de sed antes de besarte, anciana" le dijo.
"Entonces no tomarás una sola gota de agua", respondió la anciana.
Fergus se alejó del pozo y regresó junto a sus hermanos, que ya estaban muy sedientos. Uno por uno, del más mayor al más joven, cada hermano intentó sacar el agua del pozo. Ninguno se atrevió a besar a la anciana y, por lo tanto, regresaron con las manos vacías.
Finalmente, fue el turno del menor de los hermanos. El nombre de este joven era Niall, y era silencioso y pensativo comparado con sus hermanos mayores; pero de la misma manera que sus hermanos, era experto en las artes del guerrero. Niall fue al pozo y se encontró con la anciana horrorosa. Sin embargo, Niall accedió a yacer con ella y cuando la miró otra vez, se había convertido en la joven más hermosa que Niall jamás hubiese contemplado.
"Eres la mujer más hermosa." le dijo Niall.
La mujer se ruborizó y le sonrío. A Niall esa sonrisa le pareció la visión más hermosa que hubiera contemplado en su corta vida alguna vez.
"¿Quién eres?" le preguntó Niall.
"Rey de Tara, soy la Soberanía." respondió.
"Pero mi Señora, estas confundida, yo no soy el Rey de Tara" le dijo Niall.
"Te concedo esta virtud” respondió, "tus semillas estarán por encima de cada clan de Eire para siempre."
La dama también dijo a Niall que debía negarles el agua a sus hermanos mayores hasta que le concedieran ser el mayor de ellos.
Por lo tanto, la soberanía es otorgada a un chico joven que antepone las necesidad de otros por delante de las suyas propias. El original de esta historia está comentado por el autor, quien dice "Por lo tanto, la monarquía es fea al principio, pero gloriosa al final."
La soberanía, en el pensamiento celta, era el derecho para gobernar que concedía la tierra misma. Como druidas, tratamos de contactar con la Diosa de la soberanía con el propósito de ganar el derecho a gobernarnos a nosotros mismos. La tierra existe dentro de nosotros tanto como a nuestro alrededor, y el paisaje de nuestros reinos interiores es el qué tratamos de gobernar. Cuando hemos obtenido la habilidad de conectar los tres reinos del ser en nuestro interior, y cuando podemos anteponer las necesidades por un bien mayor a nuestras propias necesidades, estamos en el sendero correcto. Ese sendero nos dirige hacia la Soberanía de nuestra identidad.
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